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8. Afrodescendientes en la independencia

¿Sabías que los pueblos afrodescendientes no solo fueron esclavizados, sino también protagonistas en las luchas de independencia de América? Sin ellos, la historia de libertad en el continente estaría incompleta.

En Haití, el líder Toussaint Louverture, hijo de esclavos, encabezó la revolución que dio origen a la primera república libre de América Latina en 1804. En Venezuela, hombres y mujeres afro lucharon en los ejércitos de Bolívar. En Colombia, figuras como Benkos Biohó ya habían resistido la esclavitud creando palenques, comunidades libres, que luego inspiraron la lucha independentista. Estas historias muestran que la independencia no fue solo obra de criollos ilustrados, sino también de afrodescendientes que ofrecieron su sangre por la libertad.

En Gálatas 5, San Pablo dice: “Para la libertad nos liberó Cristo”. La participación afro en la independencia encarna esa sed de libertad que viene de Dios mismo. No se trataba solo de política, sino de recuperar la dignidad.

Hoy, recordar a los afrodescendientes en la independencia nos obliga a preguntarnos: ¿cómo seguimos luchando por la verdadera libertad? Una libertad que incluye justicia social, respeto a la diversidad y reconocimiento de todas las raíces de nuestra historia.

7. Red de Pastoral Afro en América

¿Sabías que existe una red continental de pastoral afro que conecta comunidades desde Brasil hasta el Caribe? Esta red nació después de varios encuentros y hoy sigue viva.

La red de pastoral afro reúne obispos, sacerdotes, religiosas, líderes laicos y comunidades afrodescendientes. Su misión es acompañar la vida de los pueblos negros en la Iglesia, defendiendo su dignidad y su cultura. Gracias a esta red se organizan encuentros internacionales, se comparten cantos y materiales catequéticos en clave afro, y se fortalecen proyectos sociales en barrios marginados. Es una manera de decir: los afrodescendientes no son minoría olvidada, sino parte fundamental del cuerpo de Cristo en América.

San Pablo hablaba del cuerpo de Cristo como una comunidad de muchos miembros (1 Cor 12). La pastoral afro es un miembro vivo de ese cuerpo, que aporta música, danza, espiritualidad comunitaria y una fuerte voz de justicia.

La red de pastoral afro nos enseña que no estamos solos. Cada comunidad afro, por pequeña que parezca, es parte de un continente que camina unido. La pregunta es: ¿qué podemos aportar nosotros a esta gran red de vida y fe?

 

 

6. Marimba del Pacífico, música de resistencia

¿Sabías que un instrumento puede ser símbolo de identidad, resistencia y espiritualidad? Hablamos de la marimba de chonta, usada en las comunidades afro del Pacífico colombiano.
La marimba se construye con madera de chonta y resonadores de guadua. Su sonido profundo recuerda el eco de los bosques y de los tambores africanos. Llegó con los ancestros esclavizados desde África central y se convirtió en el corazón de la música del Pacífico. La UNESCO la declaró Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2010. En los velorios, la marimba acompaña los cantos de alabaos; en las fiestas patronales, anima danzas como el currulao. Así, un mismo instrumento sirve para llorar y para celebrar.

En los salmos leemos: “Alabad a Dios con tambores y danzas, alabadlo con instrumentos de cuerda y flautas” (Salmo 150). La marimba es precisamente eso: un instrumento que alaba y que conecta la tierra, la cultura y la fe.


La marimba nos recuerda que la música afro no es simple entretenimiento: es oración, resistencia y comunidad. Nos invita a preguntarnos: ¿qué instrumentos de nuestra cultura podemos usar hoy para alabar a Dios?

 

 

 

 5. Procesiones afro en el Pacífico colombiano

¿Sabías que en el Pacífico colombiano, especialmente en Chocó y en Cali, las procesiones de Semana Santa son reconocidas como patrimonio cultural de la nación? No son simples desfiles religiosos: son una mezcla de fe, música y memoria afro.

Durante la Semana Santa, las calles se llenan de imágenes religiosas que recorren los barrios. Pero lo que distingue a estas procesiones es el canto de los alabao, rezos cantados en coro que acompañan los pasos. Los alabao son cantos funerarios heredados de los ancestros africanos. Se entonan con voces graves, lentas, repetitivas, que transmiten un profundo sentido espiritual. Las procesiones son también un espacio de resistencia cultural: aunque las comunidades afro fueron marginadas por siglos, en estas celebraciones afirman su identidad y muestran que su fe tiene un estilo propio.

El alabao recuerda las palabras de Jesús en Juan 14: “No se turbe vuestro corazón; en la casa de mi Padre hay muchas moradas”. Estos cantos son oraciones de esperanza en medio del dolor de la muerte.

Hoy, las procesiones afro del Pacífico nos invitan a reconocer que el pueblo afro no solo heredó sufrimiento, sino también una espiritualidad rica y viva que nos enseña a rezar cantando y a llorar con esperanza.

4. Cofradías afro en el siglo XVII

¿Sabías que, mucho antes de que existieran movimientos sociales organizados, los afrodescendientes ya se reunían en hermandades de fe? Se llamaban cofradías y surgieron en ciudades como Cartagena de Indias en Colombia y Salvador de Bahía en Brasil, en el siglo XVII.

Las cofradías eran asociaciones religiosas donde los esclavizados y libertos podían rezar, celebrar fiestas patronales y ayudarse mutuamente. Aunque vivían bajo opresión, en esos espacios podían experimentar un poco de libertad espiritual y cultural. Muchas veces tenían a un santo patrono —como San Benito de Palermo o la Virgen del Rosario— y organizaban procesiones con música, tambores y danzas. Allí se mezclaban elementos del catolicismo con expresiones africanas, creando un cristianismo afroamericano único.

Las cofradías fueron una semilla de comunidad. Nos recuerdan que donde hay fe y fraternidad, surge esperanza. Hechos 2 describe a los primeros cristianos como una comunidad que compartía todo y rezaba unida: eso mismo vivieron los afrodescendientes en sus cofradías.

Hoy podemos preguntarnos: ¿cómo son nuestras cofradías modernas? Tal vez son grupos de pastoral afro, ministerios de música o comunidades de base. Lo importante es que sigamos creando espacios donde la fe y la cultura afro caminen juntas.

 

 3. La Biblia leída en clave afro

  • ¿Sabías que para muchas comunidades afro la historia del Éxodo es como un espejo? Así como el pueblo de Israel fue liberado de la esclavitud en Egipto, los afrodescendientes ven en ese relato su propia historia de lucha por la libertad.

    En las comunidades afro de Brasil, Colombia y el Caribe, los catequistas y líderes leen la Biblia no de forma abstracta, sino desde la vida concreta. El Éxodo, los salmos de liberación, y las palabras de Jesús en Lucas 4: “He venido a liberar a los oprimidos”, son textos que cobran vida en medio de quienes han sufrido racismo y exclusión. Esta lectura en clave afro no es ideología: es espiritualidad que conecta la Palabra con la historia viva del pueblo.

    La Biblia nos recuerda que Dios siempre toma partido por los pobres y los oprimidos. Al leerla en clave afro, se descubre un Dios que camina con los pueblos negros en su historia de sufrimiento, resistencia y esperanza.

    La pregunta es: ¿cómo leemos hoy la Palabra desde nuestra propia historia? La pastoral afro nos invita a abrir la Biblia no solo para estudiarla, sino para escuchar cómo Dios habla a la realidad de nuestro pueblo.



 2. Lenguas africanas en la liturgia

  • ¿Sabías que en algunos encuentros afro se han rezado misas en lenguas africanas? Palabras en kikongo, yoruba y swahili han resonado en templos de Brasil, Colombia y Haití. Esto no es casualidad: es una manera de recordar que la fe también se expresa en la lengua del corazón.

    Cuando los africanos fueron traídos a América como esclavizados, perdieron mucho: familia, tierra, libertad. Pero no perdieron sus lenguas. A través de canciones, rezos y proverbios, mantuvieron vivo su espíritu. Al incluir estas lenguas en la liturgia, la Iglesia reconoce la riqueza cultural que viajó en la memoria de los ancestros. Los cantos en kikongo o yoruba no son simples adornos: son un modo de decir “Dios escucha todas las voces, incluso aquellas que fueron silenciadas por la esclavitud”.

    Profundización pastoral

    En Apocalipsis 7 se nos dice que una multitud de pueblos de todas las lenguas alaban al Cordero. La liturgia afro es un adelanto de esa visión. Cada lengua usada en la misa no divide, sino que multiplica la comunión.

    La pregunta es: ¿qué lengua afro podemos rescatar en nuestras comunidades hoy? Que nuestras liturgias se llenen de palabras ancestrales para que, al rezar, también celebremos nuestra identidad.

    1. Primer encuentro de pastoral afro en América Latina 

¿Sabías que los encuentros de pastoral afro en América Latina surgieron en un momento clave de la historia? Hablamos de los años 70 y 80, cuando en muchos países se buscaba reconocer a los pueblos afrodescendientes no solo como parte de la historia pasada, sino como protagonistas de la fe y de la vida social. 

El primer gran encuentro de pastoral afro se realizó en Brasil en 1980. Allí participaron obispos, religiosas, laicos y líderes comunitarios afrodescendientes. Fue una experiencia única porque, por primera vez, se compartieron de manera oficial los desafíos de ser afro y católico en América. Se habló del racismo, de la marginación social, pero también de la riqueza cultural afro: la música, los tambores, la danza y la espiritualidad comunitaria. Este evento marcó el inicio de una red continental, que hasta hoy sigue creciendo, uniendo a comunidades afro de Brasil, Colombia, Perú, Ecuador, el Caribe y más allá. 

Profundización pastoral

La Biblia nos enseña en Hechos 2 que el Espíritu Santo habló a cada pueblo en su propia lengua. Este encuentro afro fue una actualización de Pentecostés: la fe hablada y vivida en clave afro. La pastoral afro abrió un espacio para que los afrodescendientes fueran reconocidos como hijos de Dios con identidad y dignidad propia. 

El primer encuentro fue como sembrar una semilla que hoy sigue dando frutos. Nos invita a  preguntarnos: ¿cómo reconocemos hoy la voz afro en nuestras comunidades? La pastoral afro no es solo memoria, es camino presente de dignidad y de fe. 

Discriminación racial en las universidades: nuevo informe de la Cátedra UNESCO-ESIAL

Más de mil estudiantes, docentes, investigadores y trabajadores indígenas y afrodescendientes de 19 países participaron en el relevamiento.

 

Un informe de la  Cátedra UNESCO de Educación Superior y Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en América Latina  de la UNTREF (ESIAL)  reveló que menos del 10% de las universidades de Latinoamérica cuentan con mecanismos independientes para abordar casos de discriminación étnico-raciales. Este dato resalta la escasa respuesta institucional frente a una problemática que afecta en especial a estudiantes, docentes y trabajadores indígenas y afrodescendientes que siguen siendo las principales víctimas de racismo en los espacios académicos.

El  Informe regional de la consulta exploratoria sobre discriminación étnico-racial en universidades de América Latina  surge como resultado de un relevamiento realizado entre los meses de junio y septiembre de 2024. Participaron docentes, investigadores y trabajadores de universidades de 19 países de la región. Entre los resultados más relevantes, se destaca que la mayoría de las personas que reportaron situaciones de discriminación se identifican como indígenas o afrodescendientes y que solo el 3,8% de los casos fueron denunciados ante instancias públicas. Además, las respuestas pusieron en evidencia la escasa –aunque valorada- intervención docente, la falta de datos oficiales sobre pertenencias-raciales en el sistema étnico universitario y una preocupante naturalización del racismo en los entornos académicos con un fuerte impacto negativo en las trayectorias educativas y profesionales.

Como respuesta, la Cátedra UNESCO-ESIAL de la UNTREF anunció la creación de un  Registro permanente de experiencias de discriminación étnico-racial en universidades latinoamericanas . Esta herramienta permitirá continuar documentando la problemática, fortalecer la generación de conocimiento y promover estrategias para erradicar el racismo en la educación superior. Además, el próximo 25 de junio se llevará a cabo una mesa de trabajo para debatir los hallazgos del informe y avanzar en propuestas concretas con referentes del ámbito académico. Este estudio se enmarca en una línea de trabajo sostenida por dicha Cátedra, que continúa los esfuerzos iniciados en 2007 por el Proyecto Diversidad Cultural e Interculturalidad en Educación Superior del Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (UNESCO-IESALC) y profundizados desde 2012 por el Programa de Educación Superior y Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en América Latina del  Centro Interdisciplinario de Estudios Avanzados (CIEA)  de la UNTREF.

Para más información, los interesados ​​pueden escribir un correo a  Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.  o ingresar al  sitio web  de la Cátedra.

FILIPINAS

EL ROSARIO EN LOS JEEPNEYS

Los conductores de jeepneys -medios de transporte público muy populares construidos a partir de los antiguos jeeps de las Fuerzas Armadas estadounidenses- suelen colgar rosarios y mostrar imágenes religiosas en sus salpicaderos.  ¿A qué se debe esta devoción por los objetos religiosos en los jeepneys?

Noel Sakie

 

Cuando uno viaja en jeepney en Filipinas, está acostumbrado a ver un rosario colgado en el espejo retrovisor del vehículo. A veces, la imagen del Santo Niño o de la Virgen María aparece en el salpicadero del vehículo. ¿A qué se debe esta devoción por los objetos religiosos en los jeepneys? Hablando con algunos de los conductores de jeepney sobre la exhibición de rosarios y artículos religiosos en el interior de sus jeepneys, la primera razón que dan es «para protegerse del mal». Para ellos, los objetos religiosos son un escudo contra todo lo malo.

De hecho, antes de salir a la carretera, los conductores suelen realizar un ritual: tocan o sostienen brevemente el rosario o los objetos religiosos colgados y luego se persignan. Con este ritual, los conductores de jeepney encomiendan sus vidas a Dios, pidiéndole que les proteja de todo mal.

La protección contra el mal es la primera razón por la que los conductores llevan rosarios y otros objetos religiosos en sus coches. Creen que, a través de ellos, Dios les protege del mal.

Kuya (hermano) Jen, conductor de jeepney de Parañaque, lleva 16 años con un librito de oraciones a Nuestra Madre del Perpetuo Socorro en la cartera. La razón por la que tiene ese librito es también para protegerse. Cree que Nuestra Madre del Perpetuo Socorro es su protectora. Kuya Jen dice: "Una vez en la carretera, tenemos que rezar y pedir al Señor y a la Virgen que nos protejan. Y creo que lo hacen. Es necesario pedir protección cuando salimos de casa. Pueden ocurrir muchas cosas malas cuando estamos en la carretera".

Otra razón para tener objetos religiosos dentro de los jeepneys es la buena salud. Los conductores creen que los rosarios y las imágenes de Jesús y María traen buena salud. Kuya Richard, conductor de jeepneys desde hace casi veinte años, dice: «binibigyan Nila kami ng Magandang kalusugan» (Dan buena salud). «Necesitamos buena salud para trabajar y sólo Dios puede darnos buena salud». Como es católico, siempre que pasa por delante de una iglesia se persigna. Y muchos de sus colegas hacen lo mismo. Pretenden tener objetos religiosos dentro de sus jeepneys para estar sanos y fuertes para seguir trabajando. "Ser conductor de jeepney es un trabajo exigente. Requiere buena salud", repite Kuya Richard.

Kuya John Marie está de acuerdo en que estos artículos religiosos en sus jeepneys les dan buena salud a ellos y a sus respectivas familias. La presencia de artículos religiosos en los jeepneys también identifica la creencia religiosa del propietario del jeepney o del conductor. Si el jeepney lleva un rosario colgado en el espejo retrovisor, el propietario es católico. Kuya Francis Dayola, conductor de jeepney desde hace 23 años, dice: "Cuando ves un rosario en el jeepney, sabes que el conductor o el propietario es católico. Los no católicos no ponen un rosario en sus jeepneys". Para él, la presencia de un rosario en su jeepney le recuerda que Dios está con él. «Araw araw, bawat minuto, kasama ko ang Panginoon» (cada día, cada minuto, Dios está conmigo).

Artículos religiosos como rosarios, imágenes y crucifijos en los coches son expresiones de la fe de la gente. Estos artículos religiosos aumentan en la gente un cierto sentido de relación con Dios, sintiendo su presencia amorosa incluso en la carretera. A través de estos artículos religiosos, los conductores de jeepney experimentan a Dios dentro de la iglesia y más aún cuando conducen a diario. Detrás de estos artículos religiosos en el jeepney se esconde una profunda espiritualidad. La Iglesia católica la llama piedad popular. La piedad popular es una expresión de fe propia de un entorno y una cultura concretos. Para la Iglesia, la piedad popular es «un tesoro del pueblo de Dios». Manifiesta «una sed de Dios que sólo conocen los pobres y los humildes». Como vemos, en la vida de los conductores de jeepney hay un profundo sentido de reverencia a Dios. Esto explica la señal de la cruz que la mayoría de ellos hace cada vez que pasa por una iglesia.

Sea cual sea la razón que den para colgar rosarios y poner otros objetos religiosos en su vehículo, lo cierto es que esta práctica revela su fe. No tienen miedo ni vergüenza de expresar públicamente su fe católica. Esta expresión de su fe a través de los artículos religiosos (rosario, imágenes, crucifijo) muestra, a sabiendas o no, cuánto aman y atesoran su fe y quieren compartirla con los demás para que también la conozcan.

Atesoran tanto su fe que la transmiten de generación en generación. Una mujer que vende turones (rollos de plátano fritos) en la estación de jeepneys de Sucat Highway dice: «Colgar rosarios y tener imágenes de Mamá María y del Santo Niño en los jeepneys se ha convertido en una tradición para los filipinos». Para ella, es un legado de la fe católica filipina transmitido de generación en generación. Dicha práctica (colgar rosarios, imágenes de Mamá María y del Santo Niño en los jeepneys) puede parecer tan ordinaria sin mayor importancia.

Sin embargo, esta práctica describe de forma sencilla y significativa la fe de un filipino corriente, que Dios forma parte de su vida cotidiana.

Una Iglesia con rostro afrodescendiente, viva y sinodal

Del 3 al 7 de noviembre de 2025, la Arquidiócesis de Mercedes-Luján, Argentina, fue sede del XVI Encuentro de Pastoral Afroamericana y Caribeña (EPA), un evento que marca un punto de inflexión en el reconocimiento de las comunidades afrodescendientes dentro de la Iglesia Católica latinoamericana. Más de 144 representantes de doce países se reunieron bajo el lema "Los afrodescendientes: sus clamores y sus esperanzas dentro de una Iglesia sinodal", generando un espacio de diálogo profundo y comprometido con la transformación pastoral.
Este encuentro representó un momento histórico en el camino de visibilización y dignificación de los pueblos afrodescendientes en América Latina y el Caribe. La elección de la Arquidiócesis de Mercedes-Luján como sede no fue casual: este lugar está marcado por la devoción a Nuestra Señora de Luján y la memoria de Manuel, un hombre afrodescendiente que fue custodio fiel de la imagen de la Virgen, convirtiéndose en símbolo de servicio, humildad y resistencia.

Clamores que no pueden seguir siendo ignorados

El encuentro identificó tres clamores urgentes que atraviesan las vidas de los pueblos afrodescendientes: la invisibilización persistente, el racismo estructural y sistémico, y la migración con rostro afrodescendiente. Estas no son heridas nuevas, sino dolores históricos que claman por respeto, justicia y dignidad. Como señaló Monseñor Zanoni Demettino Castro, arzobispo de Feira de Santana, Brasil, y obispo referencial de la Pastoral Afro, esta lucha por espacio, justicia y dignidad forma parte de su existencia, siendo "igualmente un canto de esperanza que emerge del Evangelio vivido a través de la cultura".
La invisibilización de las comunidades afrodescendientes dentro de la Iglesia y la sociedad latinoamericana se manifiesta en múltiples dimensiones: desde la ausencia de su historia en los textos litúrgicos y catequéticos, hasta la falta de representación en las estructuras de decisión eclesial. Esta realidad contradice el mandato evangélico de construir una comunidad donde todos tengan lugar y voz.
El racismo estructural y sistémico, por su parte, no se limita a actitudes individuales de discriminación, sino que está arraigado en las instituciones, las prácticas pastorales y las mentalidades colectivas. Es un problema que requiere una conversión profunda de estructuras y conciencias, no solo declaraciones de buena voluntad.
La migración afrodescendiente, finalmente, plantea desafíos pastorales específicos: personas que huyen de la pobreza, la violencia o la falta de oportunidades, llevando consigo su fe, su cultura y sus esperanzas, pero enfrentando nuevas formas de discriminación y exclusión en los países de destino.

Una Iglesia sinodal necesita todas las voces

El tema del XVI EPA responde directamente a la visión del Papa Francisco de una Iglesia del encuentro donde nadie queda atrás. El evento se alinea con el Segundo Decenio Internacional para las Personas Afrodescendientes (2025-2034), centrado en tres pilares: reconocimiento, justicia y desarrollo. El mensaje final del encuentro fue contundente: "Una Iglesia sinodal no puede construirse sin la inclusión plena de los pueblos afrodescendientes".
La sinodalidad, entendida como el caminar juntos de todo el Pueblo de Dios, exige que las voces históricamente marginadas sean no solo escuchadas, sino también integradas en los procesos de discernimiento y toma de decisiones. Los afrodescendientes aportan una riqueza teológica, espiritual y cultural que enriquece a toda la Iglesia: una fe vivida en medio de la adversidad, una espiritualidad que integra cuerpo y alma, una memoria histórica de resistencia y esperanza.

Compromisos concretos para la transformación

Los delegados asumieron compromisos específicos que trascienden la retórica y buscan generar cambios reales y medibles. Primero, demandan el reconocimiento estructural formal y explícito de los afrodescendientes como parte constitutiva del Pueblo de Dios en documentos eclesiales, planes pastorales y estructuras de participación. Este reconocimiento implica que la presencia afrodescendiente no sea vista como un añadido opcional, sino como elemento esencial de la identidad de la Iglesia latinoamericana.
Segundo, se comprometieron a continuar visibilizando sus realidades desde sus propias voces, espiritualidades y memorias colectivas. Esto significa promover una Iglesia más inclusiva y representativa, donde las expresiones culturales afrodescendientes –su música, sus símbolos, sus tradiciones– tengan lugar legítimo en la liturgia y la vida comunitaria.
Tercero, asumieron el combate contra el racismo estructural y sistémico en todos los niveles, tanto dentro de la Iglesia como en la sociedad. Esta lucha requiere una pastoral decidida y formadora de conciencia crítica, capaz de descolonizar las mentes y las estructuras que perpetúan la discriminación. Implica cuestionar los prejuicios inconscientes, revisar las prácticas institucionales y formar agentes pastorales conscientes de las realidades afrodescendientes.
Cuarto, se comprometieron a fortalecer sus procesos de formación mediante escuelas de liderazgo de la pastoral afroamericana y caribeña, en coordinación con el CEBITEPAL (Centro Bíblico Teológico Pastoral para América Latina y el Caribe). La formación integral es clave para formar líderes capaces de incidir en sus comunidades y en las estructuras eclesiales.
Finalmente, acordaron establecer mecanismos de comunicación permanente, utilizando las nuevas plataformas digitales, la inteligencia artificial y los medios de comunicación establecidos en la Iglesia.

Esperanza y gratitud

El encuentro celebró con gozo la presencia de jóvenes que alzan sus voces para ser escuchadas, de abuelos que estimulan con su paciencia y sabiduría, y del pueblo de Dios que no se deja amilanar por los dolores. Esta diversidad generacional es fuente de fortaleza y renovación.
El XVI EPA no termina, sino que comienza una nueva etapa de implementación pastoral en clave sinodal. Como declararon los participantes, el Espíritu los impulsa a pasar de la resistencia silenciosa a la incidencia profética, de la marginación a la dignificación, de la contemplación a la transformación. Encomendados a Nuestra Señora de Luján y al ejemplo de Manuel, los participantes salieron fortalecidos en su compromiso de construir una Iglesia verdaderamente católica: universal, inclusiva y misionera.

Hno. Ambrose